Siempre me he sentido digno de ser guatemalteco, pero para eso tienes que ir a otro lugar, trabajar e intercambiar con otras personas, comprender tu nostalgia y a que punto somos lo que somos, que te guste o no te agrade no puedes huir tu historia, tu origen, lo que eres, de donde vienes. Poco importa el idioma que hables, cuando vas de viaje, tu origen y tu acento es tu fuerza, sólo te permiten de afirmar aún más quién eres, tu amor propio, en mi caso bien asumido y también el producto de mi país de adopción Quebec.
Fundamentalmente más allá de la descripción poética de un lugar, es en la mirada de un niño que entre líneas baila, a través de las primeras palabras expresadas, donde no hay juicio, ni priorización y, sobre todo, ningún intento deliberado de aislar lo que sería más fácilmente “estetizable”. Con total apertura la naturaleza rara vez se mira, y casi nunca se escribe, que ella busca embellecerse para escribir lindas frases, sino acogerla simplemente como lo que es, una ave del paraíso entre un trozo de corteza y orquídeas, cerca de un arrollo de un grupo de tillandsias y en la cima de un esplendoroso árbol.
Una gracia que he perdido durante mucho tiempo, sobre el borrico entre la lectura, la escritura y la pintura, entre paisajes de nórdicos y retorcidos congelados pantanos, de encapuchadas sarracenas y el deseo de expresar la emoción y si posible crear belleza en un cuadro o una página en blanco.
La naturaleza es el primer pretexto, una creación destinada a gravar “formidables bulevares resplandecientes” para disfrutar la música, la risa cristalina de las aguas claras y salvajes”. Una oportunidad de la magnificencia de la generosa lengua de Cervantes para quienes quieren lucirse.
Descubrí un manantial sin fin del que se podía extraer, una cantidad de azúcar de arce casi infinita de tópicos, praderas onduladas de cariciados edredónes de musgos, de hongos y forestas de coloridos follajes en el otoño.
Después de sumergirnos en aguas cristalinas tan ricas en epítetos verdes, deberíamos haber dado un paso atrás y volver a lo esencial, es decir, a la naturaleza silvestre. Pero aún ahí, todavía hoy, mi mirada es como una emboscada, un guion en el que una inmensa ceiba en el recuerdo se convierte en refugio idealizado, un icono que llena la página, un hechizo paradisíaco.
A veces, la imagen florece como nace, lejos de metáforas y coloridos calificativos, un pequeño esbozo de la naturaleza correctamente transcrito, sin coquetería.
Durante mucho tiempo he conservado la idea de escribir bellos textos de poesía, a veces es cierto, una gran misión pero sin duda en lo que a mi respecta, no es una casualidad que las líneas más bellas sobre la naturaleza no sea la obra de escritores, sino de especialistas; botanistas, biólogos o zoólogos, personas que saben ponerse al servicio de ella en lugar de creer que ella es la que está al servicio de su texto.
No muy lejos de mi afán, una grandiosa fuente de inspiración que ha resistido al paso de mis cabellos blancos. Sostengo, apenas al aube contemplar desde mi madriguera el paisaje infinito, en la que mi mirada se pierde tratando de recogerme en el reflejo de los rayos del Sol sobre el río San Lorenzo y no muy lejos en el horizonte planeando en el retozo de un griterío de una cuadrilla de cuervos, una ola de tiernos follajes bajo el soplo del viento primaveral, la sombra de una rama sobre una piedra me hacen disfrutar el momento que el invierno nuevamente ya se ha ido hasta la próxima vez.
En algún lugar de mi existencia mis realizaciones están habitadas por quienes me han precedido, en otras palabras somos la obra de lo que hemos vivido, soy un poco todos esos lindos seres que me dieron la mano y han guiado mis pasos.
«No tengo alas para poder volar, el niño que hay en mí siempre sueña, me divierto con mi dron, mi juguete, con quien sin riesgos levito y disfruto haciendo flotar mi espíritu deleitándome en la creatividad.
Precisamente, hacer volar mi mirada me permite apreciar diferentes perspectivas y darle curso a mi imaginación «lo que sería imposible sin ser un pájaro y muy oneroso y arriesgado si me tocase pilotar un avión». Me interesa especialmente el aspecto gráfico del paisaje y la vegetación…. lo que incentiva mi curiosidad y me excede a resguardar la naturaleza.
No todos los pintores son eclécticos y se sienten cómodos con la abstracción. Ser pintor abstracto, en si mismo es una libertad. Se necesita mucha curiosidad e intentar experimentar otro tipo de habilidades, no se puede improvisar tratando de volar un dron a mas 120 metros de altura sin un mínimo de conocimientos y responsabilidades.
«La pintura es susceptible de interpelarnos y hacernos experimentar emociones, reinterpretando el espacio y los colores que interactúan entre sí, dialogando entre abstraciones en tu mente, transponiendo tu presencia en tu obra.»
Empezando de abajo hacia arriba, la vida despierta. Iniciando por la tierra, hasta el cielo, con las aves volando en tu entorno. Cuando las noticias son particularmente oscuras en el planeta, como lo ha sido últimamente, es hacia el cielo donde busco consuelo. Y puesto que no somos mas que el polvo estelar (Hubert Reeves 1932-2023 ) es allí donde encuentro la luz.
El satélite europeo Gaia reveló al principio del mes de octubre la existencia de 526.587 estrellas nunca antes detectadas en nuestra Vía Láctea. La nave centró sus instrumentos en Omega Centauri, un cúmulo globular. Estas regiones del cielo están tan densas de estrellas que las menos brillantes son eclipsadas por las demás, volviéndose difíciles de rastrear. Los curiosos encontrarán más información en la Agencia Espacial Europea.…. el desafío artístico es pasearte en un mundo imaginario de millones de soles y apreciar lo que percibes, como en un caleidoscopio, levitas entre piedras preciosas, paisajes y pájaros en el silencio de perspectivas sin limites y vistas espectaculares de ensueños.
Efectivamente, los milagros existen para los que creen… trato de trabajar con la belleza que revela la luz, por las mañanas no hay nada mas encantador que ella, así descubro los colores, la naturaleza, el paisaje y frecuentemente vago en la abstracción.
Imaginar y pintar me ha paseado por lugares a los que nunca pense que iría, lugares encantados donde tu ensueño esta solo en tu imaginario.
“Las artes visuales me hacen sentir más animado. Cuando pinto y escribo, me habita la impresión, de beneficiar y prolongar mi vida, de apreciar mejor lo que es mi existencia. Me encanta la fotografía, pintar y escribir lo que me permite darle sentido a todo lo que no lo tiene. El arte es una infinita introspección creativa“.